Hoy no sonaron las flautas.
Al tambor le creció una flor en la barriga.
El maíz se quedó en la ceniza.
¿Quién hará el mote?
¿Quién hará la chicha?
¿Quién le robó a la niña la sonrisa?
Al tambor le creció una flor en la barriga.
El maíz se quedó en la ceniza.
¿Quién hará el mote?
¿Quién hará la chicha?
¿Quién le robó a la niña la sonrisa?
Dicen que el campo era una dicha;
hacer estallar las semillas,
ceder el paso a las hormigas,
compartir la comida, la lluvia, la minga.
¿En qué manos la tierra,
y en dónde están los que se enamoraron de ella?
hacer estallar las semillas,
ceder el paso a las hormigas,
compartir la comida, la lluvia, la minga.
¿En qué manos la tierra,
y en dónde están los que se enamoraron de ella?
¿Estarán, tal vez, meciendo a Dios en sus espaldas?,
¿o cambiado sus flechas por alas?,
¿o llenando sus pulmones del aliento universal
que sanará al pueblo de su mal?
¿Volverán envueltos en una tormenta?,
como en aquella vieja leyenda.
¿Vendrán pronto a iluminar lo que dejaron?
Como luciérnagas que se anuncian en la noche inmensa.
Llenos de fuerza y pureza,
como una luna nueva.
Como el nacimiento del río Putumayo.
Como un cielo claro
herido por el vuelo de un guacamayo.
¿o cambiado sus flechas por alas?,
¿o llenando sus pulmones del aliento universal
que sanará al pueblo de su mal?
¿Volverán envueltos en una tormenta?,
como en aquella vieja leyenda.
¿Vendrán pronto a iluminar lo que dejaron?
Como luciérnagas que se anuncian en la noche inmensa.
Llenos de fuerza y pureza,
como una luna nueva.
Como el nacimiento del río Putumayo.
Como un cielo claro
herido por el vuelo de un guacamayo.
Los instrumentos siguen donde quedaron,
pero la ausencia no ha sido en vano:
las hormigas y los pueblos se han organizado.
Y el sabio camëntsá ha enseñado:
que seguir las estrellas, es nunca olvidarlos
pero la ausencia no ha sido en vano:
las hormigas y los pueblos se han organizado.
Y el sabio camëntsá ha enseñado:
que seguir las estrellas, es nunca olvidarlos
Fotografía: Las rutas del yagé. |