viernes, 18 de diciembre de 2015

Estrellas fugaces

Como un fantasma recogí los pasos que anduve con tu alma. No fue difícil hacerlo, se encendían como luciérnagas en el camino.

Confieso que he pensado seriamente en irlos apagando, uno a uno, humedeciendo mis dedos con saliva, pues no vaya a ser que, una vez instalado en mi nuevo destino, se les ocurra volver corriendo hasta tu casa.


Más por esta noche los dejaré que recorran mi habitación a oscuras, para que pisen los libros, trepen por las paredes, se sitúen en mi pequeño cielorraso y, desde allí, comiencen a desprenderse como estrellas fugaces, mientras yo observo, tendido en la cama, cómo mi vida se va iluminando con tu recuerdo.

Del libro Samai de Pedro Ortiz
P.H.: Lincoln Harrison

jueves, 10 de septiembre de 2015

Laguna del Colibrí

No traje el canto de estas aves.
No surqué tu cielo en raudo vuelo.
Únicamente soy quien te contempla:
el aspirante a lo eterno, a bosque, a fuego.
A verde complemento.

Sobre las huellas del jaguar
anduvo mi infancia.
Arroyos cristalinos besaron mi alma.
Y así descubrí el amor,
mientras jugaba a ser mejor.

Pudo más tu canción que mi silencio,
y desde entonces voy con mi estrépito de sueños
contagiando cada universo.
Tu cuerpo que es remedio,
es también alimento.

Agradezco la fuerza de tu ternura,
el primer instante en tu llanura.
Tus mañanas de sol y de tormenta.
El arcoíris en la puerta,
la sonrisa de mi abuela.

Es en mí tu armonía natural,
salir por tus senderos,
es dirigirme a mis adentros.
Y aunque me aleje,
de ti no me desprendo.

A tu vientre acuden mis versos,
por mí pasa cuanto eres,
tierra húmeda, tierra fértil,
laguna del colibrí,
viento sin fin.

No te sorprendas si me quedo quieto,
si me convierto en bosque,
si soy de fuego.
Es que solo quiero,
ser tu complemento.

Pedro Ortiz












viernes, 24 de julio de 2015

Para tu corazón



Una carretera que da al Sur
Una cascada perdida en la selva
Un guacamayo que pinta el cielo
Un abuelo sabio que masca el tiempo
Un buen pensamiento
Y Mucho viento

Una casa en un árbol
Un horizonte sin miedos
La paz firmada en el alma
Un poema para escribir en tu espalda
Canciones no escuchadas
Grillos que despiden el alba

Una chagrita de alimento y medicina
El fuego dispuesto en la cocina
Un cuento dos cuentos tres cuentos
Un misterio resuelto
El perdón de mis ancestros
Una flauta a lo lejos

Mi Sol para tu universo
Mis besos para tu cuerpo
Mis manos para tus sueños
Mis semillas de sustento
Y Samai como amuleto, oración 
Y sortilegio

miércoles, 22 de julio de 2015

Lecciones en Manoy



I

Ella dijo iaku,* y yo me ahogué en sus aguas.
Ella dijo nina,* y me devolvió la vida.

II

Ella dijo waira,* y yo volé sin alas.
Ella dijo alpa,* y yo desperté soñando que sembraba.

Entonces, ella me explicó:

Primero: “No importa lo que tengas que afrontar,
si miras hacia atrás, hacia tu pasado, tendrás un pueblo dándote fuerzas para luchar”.
Segundo: “No importa a dónde vayas, ni que tan alto llegues, tú eres hijo de esta tierra, y a ella te debes”.

*Manoy: “Lo más antiguo”. Nombre en lengua Inga para el municipio de Santiago, Putumayo.
*Alpa: Tierra. 
*Iaku: Agua
*Nina: Fuego
*Waira: 1.Viento. 2. Waira sacha: Conjunto de hojas utilizado por el Sinchi o medico tradicional en los rituales de sanación. 

Del libro Samai de Pedro Ortiz
samaivientosur@gmail.com

miércoles, 8 de julio de 2015

Hija del viento


Una nube, casi nada, casi ángel,
despertó esta mañana en mi ventana.
Yo silbé para saludarla una canción,
y ella voló por toda la habitación.

Al verme sorprendido en el suelo,
me invitó también a emprender el vuelo.
No sé si en realidad me moví,
pero si sé lo que vi.

Y la nube, casi nada, casi ángel,
volaba adelante convertida ahora en ave gigante.
Me dejé guiar por el brillo de sus alas,
hasta el secreto de un valle más allá de las montañas
.
Aquí el hombre de la espada descubrió la paz,
y caminó en silencio
dejando sus fantasmas en libertad.
¡Éste era El Dorado que tanto había buscado!

Yo quisiera entregarte,
la magia de la planta que comen los jaguares.
Una piedra, una pluma, una gota,
el verso que guardé en el barro de una olla.

Las alas, ya lejanas,
se fueron convirtiendo en largas pestañas,
en respiración lenta,
en alegría serena.

Pero esta historia no termina en tus ojos,
continúa en tus sueños.
Duerme, hija del viento,
en el valle más allá de las montañas,
un colibrí te esperará atento.

Del libro Samai de Pedro Ortiz
samaivientosur@gmail.com

sábado, 4 de julio de 2015

El guerrero y el viento



Que tu camino está trazado por el Sol,
es lo que al viento le escuché decir hoy.
Que en donde cayeron tus lágrimas,
han crecido hierbas mágicas.

Que tejes en las noches, casi siempre,
los signos de tu pueblo.
Que ya no juegas con fuego,
y que llevas una luciérnaga encendida en el cabello.

Que es fácil advertir tu presencia,
porque caminas llenando de música la tierra.
Que te gustan los poemas,
y que te olvidaste del poeta.

Que todo el bosque te cuida,
que todo el bosque te sueña.
Que tu sonrisa se ha iluminado
que la armonía natural has encontrado.

Por aquí corren los días fríos de mayo.
Leímos El Libro Rojo del Putumayo,
todavía no nos hemos recuperado.
Sin embargo, he disfrutado el viento lejano.

Alguien me dijo, a propósito del tiempo,
que una mañana de neblina y trueno
nació un gran guerrero.
Me he tendido a pensar en ese momento,
y en el viento, y en el viento…

Del libro Samai de Pedro Ortiz







viernes, 3 de julio de 2015

ATÚN PUNCHA



Sonaron los tambores,
bututos y cascabeles anuncian la llegada
de todos los exiliados de la nostalgia.
Ya es tiempo de las flores,
de abrir los corazones,
de reunir los pasos errantes,
los pasos perdidos en ciudades distantes,
y armonizarlos en un solo baile…
Calmaremos con chicha la sed del viaje,
comeremos en el mismo plato los frutos salvajes
y dejaremos en el equipaje —olvidadas—
nuestras hambres personales.
¡Que la alegría se extienda por el parque!
¡Que la alegría sea de niños y ancianos!
¡Que la alegría contagie por igual a propios y extraños!
Que tu espíritu esté dispuesto a perdonar y ser perdonado,
porque hemos llegado, danzando, al día esperado.
Será la música, serán los cantos milenarios,
será el grito de los antepasados,
serán tus manos lanzando las semillas,
nuestra forma de decir gracias a la tierra por la vida.
¡Que la alegría se extienda por el parque!
¡Que la alegría sea la constante
en todos los hombres y mujeres
que hunden sus pies en el Valle!
Porque hemos llegado, bailando, al Día Grande.




jueves, 2 de julio de 2015

Niños salvajes



¿Y si traes semillas?
Muchas semillas,
para que no enfermes de ciudad
y me puedas salvar…

No quiero verte llorar;
prometo levantarme y caminar.
Lo que pasa es que ahora,
no sé dónde queda el norte
ni cuándo me extravié de mi sur.

Arrojé flechas en la oscuridad,
que regresaron a mi pecho sin piedad.
Se hicieron cenizas en mis dedos,
los pájaros de fuego que intenté poner en el cielo.

He olvidado el nombre de un guerrero,
y no sé cuál es mi obsesión con el trueno.
Y aunque un arroyo constante suena en mi cabeza,
no consigo ahogar esta tristeza.

Y es que necesito sentir en mi piel, tu aire puro mujer.
Quiero seguir tus palabras antiguas, precisas.
Aceptar tu conjuro, perder mi vista en tus pupilas.
Darte lo que me pidas, comer de tus semillas.
Levantarme como un árbol de la tierra
y volver a caminar contigo,
como dos niños salvajes,
por mi vereda.


miércoles, 1 de julio de 2015

Renacer


En tu casa el secreto del vuelo.
En su silencio la ruta que lleva a otro cielo.
Una lágrima tiembla en la tierra,
crecerá con el maíz en luna nueva.

Qué lección de ternura,
tu sombra, tus alas, tus dudas.
Qué lección de cordura,
creer en la locura.

La lluvia cuida tus flores,
una mariposa espera tus colores.
Haré madurar el trino,
para aliviar tus dolores.

Saldré por la ventana,
porque tu casa está embrujada.
Los enseres tienen condición etérea
y vuelan libres por todas las piezas.

Volveré cuando la lágrima se haya convertido en río.
Cuando las piedras sean peces,
cuando tu recuerdo o la sed
me obliguen a volver.

Volveré para fluir,
volveré para dejarte ir.
Volveré para morir,
para quedarme,
y renacer en ti.




martes, 30 de junio de 2015

Samai



Sóplame, que te respiro;
sopla más, y haz que arda mi espíritu.
Crea la música, y llámame al oído.
Crea la música, y llámame al oído.

Sopla, y no te detengas.
Sopla tanto como puedas;
pero enseña a mis raíces,
a aferrarse fuerte de la tierra.

Si en un descuido me pierdo,
y se extingue en mí el fuego,
no dejes de golpear, una contra otra, las piedras,
inventa luces y luciérnagas
que me sirvan de señales en medio de las tinieblas.

Reanuda en mí la magia,
y háblame del relámpago,
del Hijo del Trueno,
del rayo que provocará el incendio.

En esta hora,
no apartes de mí tu boca;
y sopla,
y aviva mis llamas,
y sálvame con tus palabras;
tráeme alivio con tu waira*,
y quédate conmigo,
y más nunca te vayas.

*Waira: 1.Viento. 2. Waira sacha: Conjunto de hojas utilizado por el Sinchi o medico tradicional en los rituales de sanación.


lunes, 29 de junio de 2015

Cuarzos y abrazos



Le hacía falta música a esta casa,
le hacían falta cuarzos como abrazos.
Le hacían falta sonrisas del Caquetá,
y tus ojos para amar.

Le hacía falta una ruta pa volar,
una excusa para jugar.
Una promesa que cuidar,
y tu vientre para estar.

Le hacían falta semillas a esta casa,
tus senos perfectos al alba,
tu hamaca, tu almohada, tu falda.
Un te quiero siempre,
para colgar en la ventana.

Le hacía falta tu voz esperada,
el arte de tus manos en la entrada.
Tu esperanza acostumbrada,
dos niños en la sala.
Y un poema,
para no ser olvidada.


Pedro Ortiz