Traigo en
mi mano
un valle
encantado,
deja que
tu mirada lo recorra,
que tu luz
alimente la hojas,
que el
viento lleve tu aroma,
que las
moras posean el sabor de tu boca.
Acércate a
mi hogar,
quítate la
música,
cierra los
ojos,
que se
haga la noche más dulce.
Quédate,
crea el día más tierno,
dale vida
a mis inventos,
fe a lo
que escribo,
un beso al olvido.