viernes, 24 de junio de 2016

Desde el lugar del trueno

Y me sentía solo sin las montañas,
solo sin el agua y las piedras sagradas.
Solo sin el viento y sus lenguajes,
solo sin canciones y rituales.

Solo,
caminando lejos del campo
 o en la cima de un árbol de cemento
mirando hacia el pueblo que atardece en mi recuerdo.

Solo,
sin la luz de aquellas pupilas incrédulas;
la noche en que vimos a los colibríes plateados
perseguir las estrellas.

Solo,
antes de que ella
—que en su mochila guarda semillas de esperanza—
apareciera, desde un rinconcito del Putumayo,
para tejer su historia con la mía,
antes de sentirla y de creer en la poesía,
solo, así me sentía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario