Ana,
haré música para hacerte aparecer.
Soplaré entre las hojas
para obtener del aroma un par de historias, niña.
Y te las voy a contar.
Ya he invocado un jaguar
y me he puesto a jugar.
Un guacamayo me ha ensañado a pintar.
Un perro -al que no llamé-
me habló de esperar y se comió un pan
que guardaba para almorzar.
Ana,
hay en el sur quien precisa la luz
de tus ojos camentsá,
para apagar el sol
e irse a soñar.
He sigo la ruta de las ardillas,
te voy a invitar para que sonrías.
Hay un campo de granadillas,
un motilón y tres orquídeas.
Mi niña, un quetzal nos vino a visitar.
Está afinando su guitarra,
porque nos quiere acompañar.
Para el cante ya están listas las flautas,
los grillos y las ranas.
Y no tengo duda, que para el mal viento,
tú eres mi cura.
Ahora dime, hija de la luna,
¿aceptarías bailar esta locura?
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