jueves, 2 de julio de 2015

Niños salvajes



¿Y si traes semillas?
Muchas semillas,
para que no enfermes de ciudad
y me puedas salvar…

No quiero verte llorar;
prometo levantarme y caminar.
Lo que pasa es que ahora,
no sé dónde queda el norte
ni cuándo me extravié de mi sur.

Arrojé flechas en la oscuridad,
que regresaron a mi pecho sin piedad.
Se hicieron cenizas en mis dedos,
los pájaros de fuego que intenté poner en el cielo.

He olvidado el nombre de un guerrero,
y no sé cuál es mi obsesión con el trueno.
Y aunque un arroyo constante suena en mi cabeza,
no consigo ahogar esta tristeza.

Y es que necesito sentir en mi piel, tu aire puro mujer.
Quiero seguir tus palabras antiguas, precisas.
Aceptar tu conjuro, perder mi vista en tus pupilas.
Darte lo que me pidas, comer de tus semillas.
Levantarme como un árbol de la tierra
y volver a caminar contigo,
como dos niños salvajes,
por mi vereda.


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